Jardín de Infantes Waldorf

Hermosa Canción del Sol

(Suaty-Pcuaoa)

Bogotá - Colombia

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Pedagogía Waldorf  

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Pedagogía Waldorf  

El Arte de la pedagogía

Triformación del ser

Socialización ternaria

Primer septenio

Segundo septenio

Tercer septenio

Escuela de padres

Integración pedagógica

Vínculos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El Arte de la pedagogía y la pedagogía en el arte

“No hemos de preguntarnos qué necesita saber y conocer el hombre para mantener el orden social establecido, sino qué potencial hay en el hombre y qué puede desarrollarse en él, para que ésta fuerza de las nuevas generaciones aporte y dignifique el orden social establecido”

Franz Carlgren

Triformación del ser

No se trata de crear una nueva escuela o colegio sino de vivenciar la verdadera escuela, donde la familia pueda desplegar un sentimiento cálido de fraternidad, y donde el niño, el muchacho, el adolescente, pueda recuperar los roles propios a su edad, género y época, preparándose para gestar una nueva comunidad llena de entusiasmo, interés genuino por el otro, conciencia de sí mismo y del mundo que le rodea, garantía que ofrece un programa educativo innovador, en el que interactúan armónicamente las actividades intelectivas, artísticas, sociales y prácticas, para así llegar a un desarrollo íntegro de todo el ser humano: de su pensar creativo, su sentir y sus fuerzas volitivas.

La pedagogía Waldorf se basa en conocimientos íntimos de la naturaleza humana respetando sus aspectos físicos, anímicos y espirituales. Se ha podido demostrar con esta ciencia pedagógica, que el ser humano hay que considerarlo como un ser triformado para realmente llegar con medios educativos al niño en su totalidad.

Ésta triformación del ser divide físicamente al hombre en tres grandes sistemas:

v     El Nervioso – Sensorio (Sistema nervioso central y periférico, huesos, articulaciones)

v     El Respiratorio – Circulatorio (Corazón, pulmones, arterias, venas, sistema linfático)

v     El Metabólico – Motor (Músculos, órganos de la digestión)

A cada sistema físico corresponden cualidades anímicas como el pensar y lo que esto genera, como el intelecto, el conocimiento, al sistema nervioso – sensorio; el sentir al sistema respiratorio – circulatorio; el querer, a través de las fuerzas de la voluntad, al sistema metabólico – motor.Desde el punto de vista anímico, la función de la educación es favorecer y permitir el desarrollo y libre despliegue de las cualidades anímicas antes descritas, pensar, sentir y querer, en el individuo.

Socialización ternaria: fraternidad, libertad, igualdad

En la integración con el medio que la circunscribe, local, regional y mundialmente, la pedagogía waldorf propende por una socialización ternaria:

v     Fraternidad social en la vida económica.

v     Libertad espiritual en la vida cultural.

v     Igualdad democrática en la vida jurídica.

La Escuela Waldorf mantiene éstas máximas como razón de ser de su integración social.

Fraternidad en lo económico al recuperar el valor intrínseco del trabajo como objeto social y no como simple medio para acumular dinero. De ésta forma, cada grupo familiar aporta a la escuela, en lo económico, proporcional a sus ingresos. La escuela waldorf como órgano social cualificador de los roles de hogar y relaciones familiares a través, entre otras, de las “Escuelas de Padres” genera un absoluto sentido de pertenencia todavez que se pasa del tradicional gobierno autocrático al autogobierno, alegre y fraternal entre padres y maestros.La necesidad de recursos económicos, humanos y físicos están adaptados a la suplencia en padres y personal administrativo, y a la conformación de redes para su captación y distribución exonerando de ésta responsabilidad a los maestros, que deben contar con todo el respaldo y seguridad en su proceso de autoformación y educación continuada.

Libertad espiritual en la vida cultural al independizar los programas curriculares, las organización de las clases, los métodos y sistemas de evaluación e investigación del medio externo, es decir de las necesidades de la industria o del estado, de lo económico y lo político. La Ciencia y la Educación deben permanecer siempre libres de todo tipo de presión para permitir su total y generoso despliegue sin barreras de credos, fronteras y paternidades y las bases de éste curso dependen de cómo el individuo se ha formado desde su más tierna infancia.

Igualdad democrática en la vida jurídica al Integrarse el niño a un medio social con familias con intereses comunes, para que su crecimiento y desarrollo puede encontrar una justa relación entre su individualidad y el mundo, entre su ser individual personal y su ser social. Este será un referente claro para los demás entornos sociales y medios de comunicación que pretendan, como es de normal ocurrencia, desvirtuar los valores éticos y morales improntados en su posterior desenvolvimiento en etapas posteriores. La pedagogía waldorf tiene los elementos para fortalecer al niño en ese duro proceso. Coadyuva la conformación dentro de las escuelas las Juntas de Maestros y Asociaciones de Padres que confluyen en mutuo respeto y cooperación en las Juntas Directivas, con amplio sentido de responsabilidad y un nivel de autoevaluación y autoeducación permanente. Además la no valoración cuantitativa del educando le permite desarrollar en él un sentido de responsabilidad, diluyendo los sutiles elementos de poder y la subyugación a él que genera un ambiente de permanente competencia y reconocimiento sobre los demás, que claro, nunca se observará en una escuela waldorf. Cada semana padres y maestros de forma independiente, realizan actividades de perfeccionamiento de su rol, tendientes a la cualificación de su aplicación sobre hijos y alumnos. Es de normal ocurrencia los festivales mensuales en los que se presentan los trabajos artísticos, manualidades e integración de padres y maestros. Cada escuela es libre e independiente para hacer las adaptaciones a la región en la que se encuentra, indudablemente, sujetándose a los lineamientos de las secretarías de educación correspondientes. Así pues, el sentido de justicia tendrá profundas raíces anímicas y comportamentales desde lo individual hacia lo universal, convirtiéndose no sólo en un logro, sino en un objetivo permanente.

El desarrollo de la metodología tiene especial cuidado en la aplicación por septenios:

v     Primer septenio, de los 0 a los 7 años. La visión del mundo y las relaciones vitales deben estar enmarcadas bajo la máxima de la BONDAD. (“Todo mi universo es bueno”).

v     Segundo septenio de los 7 a los 14 años. La visión del mundo y las relaciones vitales deben estar enmarcadas bajo la máxima de la BELLEZA. (“Todo mi universo es bello”).

v     Tercer septenio de los 14 a los 21 años. La visión del mundo y las relaciones vitales deben estar enmarcadas bajo la máxima de la REALIDAD. (“Todo mi universo es real”).

Primer septenio o de la bondad –Jardín de Infantes

Sobre el primer septenio se hace especial énfasis en la educación en el hogar, facilitando todos los recursos para que sea preferiblemente la madre quien acompañe permanentemente a su hijo. Tradicionalmente las escuelas waldorf han recibido a los niños desde la edad parvular en el Jardín de Infantes, en la que el descenso del Yo, cuando el mismo se nombra, le abre la posibilidad a un proceso de socialización sin mayores traumas. Sin embargo en nuestro medio, se ha visto la necesidad de adaptar los maternales, por la dificultad de permanecer la madre en su hogar y la confianza de que sea un mismo proceso de acompañamiento en todo el primer septenio. En torno a los tres años el niño deja de nombrarse en tercera persona y empieza a hacerlo en primera y a utilizar "yo", "mío", etc. Todo ello, así como la etapa del "no", relacionado con el primer despertar de la conciencia del Yo, es un hito importante en el proceso de individualización del ser humano. En este momento, que debe coincidir cronológicamente con la cercanía a los tres años, el vínculo materno debe permitir un nivel de socialización compatible con la escolaridad.

El arte y la aplicación pedagógica de la maestra preescolar consiste en identificar los momentos emocionales desde la individualidad, para que, sin detrimento de ésta, sean llevados los niños a un rítmico respirar en actividades de contracción y expansión, proceso mágico que le permite al niño progresivamente armonizar todo su ser, propiciando un desarrollo físico, mental, emocional y espiritual que lo acompañará por el resto de su vida. Día tras día repetimos la misma secuencia de actividades aunque variando los contenidos. Esto, junto con la periódica experimentación de los ritmos semanales, mensuales, trimestrales y anuales: Son las formas más adecuadas para introducir al niño en las vivencias del tiempo. Al ritmo diario se incorpora la polaridad propia del día, de lunes a viernes, es decir desde la luna hasta venus, reforzado con el cereal de la merienda, también correspondiente a ésta polaridad diaria. Al ritmo mensual, una actividad de integración escolar. Al trimestral las fiestas cósmicas representadas en la Pascua , San Juan, Micael y Adviento. Al ritmo semestral, los recesos por término del año calendario y año escolar.

Haciendo énfasis en el ritmo y con la seguridad de contar con la continuidad de éste proceso en el hogar, los órganos físicos del niño se desarrollan y moldean para el advenimiento posterior de las fuerzas volitivas y del conocimiento. Por esto se evita una intelectualización prematura como la lectoescritura y la asignación de deberes y responsabilidades distintos a los que el niño va adquiriendo por la mera imitación de padres y maestros. Esta intelectualización prematura minaría el armonioso desarrollo de sus facultades psíquicas y hurtaría energías al mismo cuerpo físico en la etapa más importante de su desarrollo.

Se practican cotidianamente actividades artísticas y trabajos manuales con un sentido practico y bello. Así, en la bella repetición de juegos, pequeños oficios y manualidades, hacemos posible la fortificación de la VOLUNTAD del niño: se desarrollan habilidades dormidas que acercan en sus imágenes, al niño al conocimiento directo del mundo y sus contenidos.

El niño en el Jardín de Infantes crea una relación con su maestra que no genera competencia con su imagen materna. Por el contrario, la refuerza y ése es uno de los tantos baluartes de la educación preescolar en la pedagogía waldorf. De la misma forma que no tenemos una madre por un periodo determinado, la relación continúa hasta terminado su primera época, su primer septenio, cuando el niño está preparado para una nueva etapa de desarrollo.

Así pues, con la llegada permanente de nuevos niños al mismo grupo, en diferentes edades, se van sembrando los valores de la tolerancia, el respeto y la admiración. Éste es otro de los grandes pilares de la pedagogía waldorf, pues en una de las etapas más importantes de la vida del ser, su primera infancia, tiene el refuerzo cotidiano que florecerá en su adolescencia y madurez como es la devoción y respeto por sus congéneres, cualidades que se siembran con ésta particular forma de compartir su escolaridad en el Jardín de Infantes con grandes y pequeños. Se conforman grupos que contienen como máximo 20 niños.

Se ofrece y trabaja con un material didáctico “orgánico”, concebido para desarrollar la imaginación y la creatividad social, semilla para un correcto enfoque de las conductas de sociabilidad cuando sea adulto y base para una adecuada relación con lo espacial y temporal.Se hace énfasis en la adquisición y refuerzo del lenguaje materno (teatrillos, cuentos, poemas y canciones) para que se conforme y fortalezca el aparato del habla y el pensamiento. Los cuentos son cuidadosamente escogidos para que nutran sus arquetipos emocionales aún no manifiestos. Esto no excluye cantar canciones en otros idiomas.

Segundo septenio o de la belleza – Educación Básica

En el segundo septenio, al partir hacia la Educación Básica , la primaria, con la erupción de sus primeros dientes permanentes, es todo un acontecimiento interno y externo y como tal se le da la importancia necesaria.

Esta fase es idónea para utilizar el poder de comprensión del niño en el aprendizaje de materias más abstractas que incluyen por supuesto lectura, escritura y aritmética. Sin embargo, para el niño no se trata solamente de adquirir conocimientos sino que le es igualmente necesario experimentar vitalmente el conocimiento en el corazón y en la mente de los adultos cuya autoridad desea y necesita reconocer. La escuela Waldorf responde a esta necesidad con la figura del "Maestro de la clase principal", el modelo de imagen y autoridad central, aunque en modo alguno el único maestro de clase durante esta etapa que va desde el "cambio de dientes" hasta la pubertad y cuya duración típica es de 8 años. Otro de los grandes pilares de ésta pedagogía, puesto que el niño en ésa bella metamorfosis hacia la adolescencia es acompañado durante siete años por el mismo maestro o maestra que le garantiza un respaldo y seguridad al compenetrarse con su temperamento y variaciones de carácter. Corresponde a éste maestro tutor, la tarea de guiar a este grupo de niños durante estos años tan importantes, así como de cubrir gran parte del programa de estudios.

Durante estos años (del primero al octavo grado), se imparten todos los conocimientos básicos sobre el lenguaje, las matemáticas y geometría, las ciencias sociales y naturales y asimismo se llevan a cabo todas las actividades que cultivan la imaginación (recitado de poesía, dibujo, pintura, teatro, música). Sin embargo, la tarea esencial del maestro, tanto en las actividades prácticas como en las culturales, es trabajar con los alumnos como un "artista". No se trata únicamente de que al alumno se le enseñe "arte", sino que se le deben enseñar las materias "no artísticas" de una manera artística e imaginativa. Esto es válido, aunque de diversas formas, para las matemáticas, la gramática, la carpintería, las manualidades, los deportes, la música y los idiomas, materias todas ellas incluidas en el plan de estudios.

Por ejemplo, es más importante en la "Historia" que el niño disfrute y de alguna manera reproduzca la capacidad de observación, curiosidad, decisión en el “Descubrimiento de América” y la sorpresa y maravilla inicial de los aborígenes, que el aprender las fechas importantes.

En Geografía, la comparación desde su entorno con la reproducción por diversos recursos de las zonas climáticas de los diversos continentes con sus relaciones socioculturales, y la forma como la naturaleza ha condicionado comportamientos, tendrá mayor significado que la mera memorización. Básicamente el maestro se dirige artísticamente a la sensibilidad y capacidad de crear imágenes del niño de 7 a 14 años, que a la materia de estudio en sí.

En ciencias naturales, la capacidad de maravillarse ante lo simple y sencillo y la forma como las leyes físicas que el mismo niño puede reproducir las patenta en todo su entorno directo con recursos prácticos y reproducibles. Esto lo va vinculando y relacionando en su relación microcósmica, al ver y sentir que todo lo que ocurre fuera de sí también está dentro de él mismo. Verbigracia todos los fenómenos fisiológicos que son imágenes de los comportamientos físicos.

El mantenimiento de la huerta y los animales domésticos cerrando los ciclos desde la siembra hasta la cocina y el cuidado y cardado de ovejas hasta la elaboración de prendas sencillas de lana, lo hacen menos dependiente de la sociedad de consumo y con mucho menos posibilidad de llegar a extremos de angustia y estrés por considerarse partícipe y responsable de alguna manera, de sus mismos procesos de sobrevivencia.

Coherente con este enfoque, todo en una escuela Waldorf, desde el mobiliario de la clase hasta la forma de recitar unos poemas, desde el tipo de elementos utilizados en la escritura por el alumno hasta los ejercicios físicos, se considera con dos criterios en mente: debe ser funcional o útil y, además, bello.

La didáctica de la Clase Principal es otro de los baluartes de la pedagogía waldorf. Es en ésta clase en la que un mismo maestro acompaña por ocho años a sus alumnos, justo en la etapa en la que necesitan de un modelo que además comprenda los sensibles cambios tan definitivos entre el cambio de dientes y la pubertad. Debe ser un maestro integral y polifacético, todavez que imparte las materias eminentemente artísticas como el dibujo, canto, flauta, modelado, pintura, hasta las materias de las ciencias naturales y sociales como la botánica, zoología, anatomía, geografía, geometría, matemáticas, historia, geología etc., hasta dejar a su grupo, en el noveno grado, en manos de los maestros especializados del nivel superior del bachillerato. Ésta Clase principal desarrolla un mismo tema en un periodo de tiempo de alrededor de 2 horas con el que comienza el día, siguiendo el mismo tema durante varias semanas, llamándose éste tiempo una época, coincidente muchas veces con las mismas de la naturaleza o las místicas como el adviento o la pascua. El tema de determinada materia se cubre parcialmente en una época, para, dejándolo dormir, terminarlo en una época posterior: ésta recordación de experiencias que se han quedado en “ensoñación” le permiten al muchacho incorporarlas anímicamente al fluir de su interior su relación íntima con cada uno de los temas, además que ejercita poderosamente la memoria, considerara ésta no como un almacenamiento de datos, sino de experiencias e imágenes interiores. Esta Clase Principal comienza con un preludio, consistente en la pronunciación de un verso o ronda musical, para entrar a la primera parte, que estimula el pensamiento por medio del intelecto aflorando a base de la escucha, la comprensión, el recuerdo o el debate; la segunda parte estimula el sentimiento por medio de actividades artísticas y experimentales con vivencias de hechos de la humanidad y la naturaleza; la tercera parte apela a la voluntad en donde se elaboran o materializan los conceptos anteriores, para que de manera real y física se trasladen los conceptos incorporados y muestre y exprese el muchacho su conexión con el tema por medio de tareas activas ya sea escribir, dibujar un mapa, modelado o algún tipo de movimiento; el epílogo es tan importante como todo lo demás y consiste en una narración deacuerdo a la edad de los muchachos, con modelos éticos de valores que se erigirán como modelos de sus anhelos preconscientes, como las fábulas, la mitología, etc. El Maestro de Clase todavía no apela a las fuerzas de discernimiento y juicio crítico latentes en el niño. Este en las escuelas Waldorf constituye una experiencia muy completa.  

El niño de 7 a 14 años supone que los adultos lo saben todo. El adolescente aún mantiene esta esperanza. Si estas creencias y expectativas de autoridad son satisfechas durante los 7 años iniciales en la educación básica en la Escuela Waldorf , el alumno será capaz de ejercer autoridad sobre sí mismo en su edad de forma más eficaz.

Tercer septenio o de la realidad – Educación secundaria

En el Tercer septenio, apenas en la escuela permanece tres o cuatro años en los que inicia la Educación Secundaria que en la escuela waldorf contempla los grados noveno a duodécimo. Durante ésta etapa, el joven idealiza la nueva imagen del adulto. A partir de los 14 años de edad el niño busca encontrar en sus maestros cualidades tales como voluntariedad, buena disposición, consideración, buen corazón y dominio de sí mismo. El niño ya no acepta la autoridad: desea seguir a un líder elegido por él.

El joven de la Secundaria encuentra este significado de lo adulto en sus maestros, los cuales son expertos al haberse dedicado en profundidad a dominar su especialidad: la lógica en las matemáticas, la habilidad manual en el trabajo de la madera y el metal, de la piedra o de la cestería, o el desarrollo de la expresión corporal en euritmia y gimnasia.

Cada alumno se inclinará más por ciertas personas y áreas de actividad de acuerdo con su gusto y talento. Al mismo tiempo todos han de aceptar la disciplina de cada tema de estudio, así como aprender la ayuda mutua hecha posible por un enfoque interdisciplinar. Respetando ésta individualidad, se hace mucho más énfasis en la responsabilidad. Podríamos decir que éstas son las dos palabras claves de éste periodo escolar: individualidad y responsabilidad. En la escuela estará dedicado a un instrumento musical y una expresión manual. Todos los muchachos participarán activamente en su respectivo grupo de teatro, coro y euritmia. El joven está en capacidad de aportar socialmente y de ésta forma se le asignan responsabilidades. En el décimo grado asistirá además, por un periodo de dos o tres meses a una granja dedicado a trabajo eminentemente físico, acorde con su disposición. Esta ejercicio coincide con una etapa que vive el adolescente en la que necesita hacer despliegue a sentimientos y emociones. El trabajo responsable sobre los mejores exponentes de las emociones, como los animales domésticos, le permiten conducir, relajar y capitalizar éstos sentimientos.

En el undécimo grado colaborará por periodos intermitentes en trabajo social comunitario, como hospitales, hospicios, escuelas, etc. En el duodécimo grado elaborará un proyecto social.

Así pues, emergerán de estas escuelas los hombres y mujeres que dignificarán nuestra sociedad.

Escuela de padres: reeducación familiar

Padres y maestros trabajan mancomunadamente no solo en las necesidades propias a los requerimientos del proyecto educativo, sino en su permanente reeducación, conformándose las necesarias Escuela de Padres y Escuela de Maestros. La primera, sesionando cada dos semanas, de libre asignación de sede de reunión y la segunda sesionando cada semana en el colegio en periodo escolar. Existe la posibilidad, de acuerdo a los intereses de padres, maestros y allegados a la pedagogía y el colegio, conformar otras escuelas o grupos de trabajo como la Escuela de Pedagogía Curativa, Escuela Artística (pintura, dicción muñequería, tallado, danza, modelado en arcilla y cera de abejas, etc.), Escuela de Agricultura Biodinámica, Escuela de Medicina Antroposófica, Escuela Eurítmica y Escuela Administrativa.

Integración pedagógica

Permanentemente el colegio estará en contacto nutrido y constante con las escuelas Waldorf no solo en el país en el que aumentan cada año, sino con las del resto del mundo ya que existen más de 1.500 programas entre preescolares, colegios e instituciones ofreciendo desde Maternal, Jardín de Infantes, Básica Primaria, Secundaria, hasta el nivel universitario.   

 

Vínculos  

 

 

 

 

Padres disfrutando una jornada pedagógica
 

 

 

 

 

 

 

 

   

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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